002 Conociendo a Harry Potter, Ron y Hermione

El día que nos presentaron a Harry Potter


El banquete terminó y los alumnos se levantaron de sus mesas. El profesor Dumbledore les dijo que siguieran a sus prefectos, que les llevarían a sus salas comunes. Nicole, que era la prefecta de Gryffindor, le dijo a Íryan que la siguiera junto con el resto de los alumnos.
 
La sala común de Gryffindor está en la torre más alta del castillo - les explicó Nicole - Para entrar, hay que decir la contraseña a un retrato de una señora gorda que está en el séptimo piso. La contraseña cambia cada semana, así que hay que estar atentos. Esta semana es "fuego fatuo".

  • ¿Fuego fatuo? - repitió Íryan.
  • Sí, fuego fatuo - confirmó Nicole - Es un fenómeno natural que consiste en unas luces que aparecen sobre los pantanos. Se dice que son las almas de los muertos que intentan engañar a los vivos.

  • Qué interesante - dijo Íryan.
  •  Sí, lo es - dijo Nicole - Bueno, vamos, que ya casi llegamos.
 
Nicole las guió por las escaleras y los pasillos del castillo. Íryan se quedó fascinada con todo lo que veía. Había armaduras que se movían, cuadros que hablaban, estatuas que cantaban, escaleras que cambiaban de lugar, puertas que se abrían y se cerraban... Era como un sueño.
 
Aquí estamos - dijo Nicole al llegar al séptimo piso - Esta es la entrada a la sala común de Gryffindor. Mirad, ahí está el retrato de la señora gorda.
 
Nicole señaló a un gran cuadro que colgaba de la pared. En él, había una mujer regordeta y sonriente, vestida con un traje rosa y un sombrero de plumas. Al verlas, les saludó con una voz chillona.
 
  • ¡Hola, hola, hola! - les dijo - ¿Sois las nuevas de Hogwards ?

  • Sí, lo somos - dijo Nicole - Y esta es la contraseña: fuego fatuo.
  • Muy bien, muy bien, muy bien - dijo la señora gorda - Pasad, pasad, pasad.

El cuadro se abrió y dejó ver un agujero en la pared. Nicole entró por él y les hizo una señal a Íryan y al resto para que la siguieran. Entraron y se encontraron en una sala acogedora y cálida, decorada con los colores rojo y dorado de Gryffindor. Había sofás, sillones, mesas, estanterías, chimeneas, alfombras, cortinas, trofeos, banderines... Todo tenía un aire familiar y confortable.
  • Esta es la sala común de Gryffindor - les dijo Nicole - Aquí podéis relajaros, charlar, leer, jugar, hacer los deberes... Lo que queráis. Es como vuestra segunda casa.
  • Es preciosa - dijo Íryan.
  • Sí, lo es - dijo Nicole - Y ahora, os voy a enseñar los dormitorios. Seguidme.

Nicole las llevó por una escalera de caracol que subía hasta la parte más alta de la torre. Allí había dos puertas, una con un letrero que decía "chicos" y otra con un letrero que decía "chicas".
  • Esta es la puerta de las chicas - dijo Nicole - Entramos.

Nicole abrió la puerta y entró. Dentro había un dormitorio amplio y luminoso, con cinco camas con dosel, cinco armarios, cinco mesillas y cinco ventanas. Cada cama tenía un cartel con el nombre de la alumna que le correspondía.
  • Esta es tu cama - dijo Nicole, señalando a Íryan y esta la tuya Atenea - Podéis dejar vuestras cosas y acomodaros. Yo estoy en la de al lado. Las otras dos son de Marta y de Laura, que son de segundo año. Son muy majas, ya las conoceréis.
  • Gracias, Nicole - dijo Íryan y Atenea.
  • De nada - dijo Nicole - Estoy aquí para ayudaros en lo que necesitéis. Si tenéis alguna duda o problema, no dudéis en decírmelo. Y ahora, os dejo que os instaléis. Dentro de un rato, bajaremos a la sala común para conocer al resto de los alumnos de Gryffindor. Hasta luego.

Nicole salió del dormitorio y las dejó solas. Íryan y Atenea se miraron y sonrieron. Se sentían felices y emocionadas. Habían encontrado unas amigas, una casa y un club. Y tenían un objetivo: conocer a Harry Potter. Se imaginaban compartiendo aventuras con él, luchando contra las fuerzas del mal, descubriendo los secretos de Hogwards . Se sentían felices y nerviosas a la vez. No sabían qué les depararía el futuro, pero estaban seguras de que sería mágico.

Íryan y Atenea dejaron sus maletas y sus lechuzas en sus camas y se pusieron sus pijamas. Luego, bajaron a la sala común, donde les esperaba Nicole. Las tres se sentaron en un sofá junto al fuego y empezaron a charlar con los demás alumnos de Gryffindor. Había de todos los cursos, desde primero hasta séptimo. Algunos eran hijos de magos, otros eran hijos de muggles, es decir, de personas no mágicas. Todos eran simpáticos y acogedores, y les hicieron sentir como en casa.
  • ¿Qué tal el viaje en el tren? - les preguntó un chico de cuarto año que se llamaba Jorge.
  • Muy bien - dijo Íryan - Nos lo pasamos muy bien.
  • ¿Y la selección? - les preguntó una chica de tercer año que se llamaba Marta.

  • También muy bien - dijo Atenea - Estamos muy contentas de estar en Gryffindor.
  • ¿Y qué os parece Hogwards ? - les preguntó un chico de segundo año que se llamaba Luis.
  • Es increíble - dijo Nicole - Hay tantas cosas que ver y hacer. El Gran Comedor, la biblioteca, las aulas, los pasadizos secretos, los fantasmas, los retratos...

Mientras hablaban, Íryan se fijó en que Harry Potter estaba sentado en otro sofá, con sus amigos Ron Weasley y Hermione Granger. Los tres eran muy famosos en Hogwards , y en todo el mundo mágico. Ron era un chico pelirrojo y pecoso, de familia numerosa y humilde. Hermione era una chica morena y rizada, de padres muggles y muy inteligente. Los tres habían vivido muchas aventuras juntos, y habían sido clave para derrotar a Voldemort.
  • ¿Sabéis qué? - dijo Nicole en voz baja - Tengo una idea. ¿Por qué no vamos a hablar con Harry Potter?
  • ¿A hablar con Harry Potter? - preguntó Íryan, nerviosa.
  • Sí, a hablar con Harry Potter - repitió Nicole - Somos las Potterheads, ¿no? Pues tenemos que conocer a nuestro ídolo.

  • ¿Y qué le vamos a decir? - preguntó Atenea.
  • Pues no sé, lo que se nos ocurra - dijo Nicole - Podemos presentarnos, decirle que somos sus fans, preguntarle cosas, hacerle cumplidos...
  • ¿Y si no quiere hablar con nosotras? - preguntó Íryan.
  • Claro que querrá - dijo Nicole - Es muy simpático y amable. Y además, somos de su misma casa. Vamos, chicas, no seáis tímidas. Es nuestra oportunidad.
Nicole se levantó del sofá y se dirigió hacia el de Harry Potter. Íryan y Bruna la siguieron, aunque con menos entusiasmo. Se acercaron al trío de amigos y les sonrieron.
  • Hola, Harry - dijo Nicole - ¿Podemos hablar contigo un momento?

Harry las miró y les devolvió la sonrisa. Parecía sorprendido, pero no molesto.
  • Hola - dijo Harry - Claro, ¿qué queréis?
  • Bueno, verás - dijo Nicole - Somos nuevas en Hogwards , y queríamos presentarnos. Yo soy Nicole, y ellas son Atenea y Íryan.
  • Encantado de conoceros - dijo Harry - Yo soy Harry, él es Ron y ella es Hermione.
  • Lo sabemos - dijo Atenea - Somos tus fans.
Harry se sonrojó y se rascó la cabeza. No parecía muy cómodo con el halago.
  • Oh, gracias - dijo Harry - Pero no soy nada especial. Solo soy un chico normal.
  • No digas eso - dijo Íryan - Eres el niño que vivió. El que derrotó a Voldemort. El más famoso de Hogwards .
  • Bueno, eso fue hace mucho tiempo - dijo Harry - Y no lo hice solo. Tuve la ayuda de mis amigos, y de mucha gente.
  • Aun así, eres un héroe - dijo Atenea - Y nos encantan tus aventuras. Hemos leído todos los libros sobre ti, y nos sabemos de memoria tus hechizos.
  • ¿De verdad? - preguntó Harry, sorprendido.
  • Sí, de verdad - dijo Íryan - Y por eso hemos formado un club de fans de Harry Potter. Nos llamamos las Potterheads, o las Pottergirls, o algo así.
  • ¿Un club de fans? - preguntó Harry, incrédulo.
  • Sí, un club de fans - repitió Nicole - Un grupo de personas que te admiran y que quieren saber todo sobre ti. Y queríamos preguntarte si te gustaría ser nuestro amigo.
Harry se quedó sin palabras. No sabía qué decir. Miró a Ron y a Hermione, que también estaban boquiabiertos. Luego, miró a Íryan, Atenea y Nicole, que le miraban con ilusión. Se sintió halagado, pero también abrumado. No estaba acostumbrado a tanta atención, y no sabía cómo reaccionar.
  • Bueno, yo... - balbuceó Harry.
  • Por favor, Harry - dijo Nicole - Dinos que sí. Sería un sueño hecho realidad.
  • Sí, Harry - dijo Íryan - Dinos que sí. Serías nuestro mejor amigo.
  • Sí, Harry - dijo Atenea - Dinos que sí. Te queremos mucho.
Harry se sintió acorralado. No quería decepcionarlas, pero tampoco quería comprometerse. No sabía qué hacer. Se preguntó qué le depararía el futuro, pero no estaba seguro de que fuera mágico.

  • Bueno, yo... - balbuceó Harry.
  • Vamos, Harry, no seas tímido - le animó Ron - Ellas solo quieren ser tus amigas. Y tú siempre puedes tener más amigos, ¿no?
  • Sí, claro, pero... - titubeó Harry.

  • Además, son muy monas - le susurró Ron - Sobre todo la de gafas. ¿Cómo se llama?
  • Íryan - dijo Íryan, sonrojándose.
  • Íryan, sí - dijo Ron - Es un bonito nombre. 

  • Ron, por favor - le interrumpió Hermione - No seas tan superficial. Lo importante no es el nombre, sino la personalidad. Y estas chicas parecen muy simpáticas y cultas. ¿Verdad que sí?
  • Sí, lo somos - dijo Nicole - Nos encanta leer, estudiar, aprender...
  • Pues ya está - dijo Hermione - Tenéis otro punto en común. A Harry también le gusta leer, estudiar, aprender...
  • Bueno, no tanto como a ti - dijo Harry, sonriendo.
  • Bueno, pero algo - dijo Hermione - Lo suficiente para ser un buen alumno y un buen mago.
  • Sí, eso sí - dijo Harry.

  • Pues ya está - dijo Hermione - Tenéis otro punto en común. A Harry también le gusta la magia.
  • Sí, claro, me gusta la magia - dijo Harry.
  • Pues ya está - dijo Hermione - Tenéis otro punto en común. A Harry también le gusta Harry Potter.
  • Bueno, eso es obvio - dijo Harry, riendo.
  • Pues ya está - dijo Hermione - Tenéis otro punto en común. A Harry también le gustáis vosotras.
  • ¿De verdad? - preguntaron Nicole, Íryan y Atenea, ilusionadas.
  • Sí, de verdad - dijo Hermione - ¿Verdad que sí, Harry?
  • Bueno, yo... - dijo Harry, sin saber qué decir.

  • Venga, Harry, no seas tonto - le dijo Hermione - Estas chicas son muy majas, y te admiran mucho. No las hagas sufrir. Diles que sí, que quieres ser su amigo.
  • Bueno, vale - dijo Harry, cediendo - Sí, quiero ser vuestro amigo.
  • ¡Bien! - exclamaron Nicole, Íryan y Atenea, abrazándolo.
  • ¡Bien! - exclamó Ron, aplaudiéndolo.
  • ¡Bien! - exclamó Hermione, sonriéndole.
Harry se sintió aliviado y contento. Había conseguido salir del apuro, y había hecho unas nuevas amigas. Se preguntó qué le depararía el futuro, pero ahora estaba seguro de que sería mágico.



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